miércoles, 27 de agosto de 2014

Sobre Henri Cartier-Bresson y el documental "The impassioned eye"


Es interesante notar cómo Bresson le aplaudía la paciencia al tipo que le revelaba las fotografías, pues pareciera que el mismo trabajo de Bresson necesitara de una paciencia abismal. Sin embargo, él mismo se decía impaciente. Llegar, disparar, irse. Hay gente que tiene talento, y sin duda Bresson era uno de ellos. Su búsqueda del momento adecuado parecía dársele de forma natural, cosa que no se le puede atribuir a la magia o alguna divinidad, pues se tenía conciencia de la geometría, de la sátira en algunos casos, de la composición. Eso es talento.

Desde el punto de vista de un apenas iniciado estudiante en fotografía, me asombra y me deja claro lo que Bresson muestra con sus fotografías: Primeramente, el hecho de estar dispuesto, de estar preparado para cuando ocurra un ‘buen momento’, un instante de fotografía. Segundo, la forma en cómo se hacía de imágenes, en las que su disparo se realizaba en un pequeño tiempo después de haberse hecho un movimiento. Deja visto en sus fotografías imágenes que difícilmente podríamos analizar si no estuvieran fijas. La esencia de las personas en ese instante en que dejan de hablar, o en que terminan una acción. Además del uso de  geometría y la muy evidente y ya comentada habilidad que tenía con el encuadre.


En el documental veo a un Henri que me dice que debo de estar atento. De cargar en todo momento el arma de disparo y olfatear aquel momento que deseo. De cientos de fotografías para escoger una, de montones de combinaciones y escoger el adecuado. Entiendo que la fotografía es diaria, es a cada hora y es a cada tiempo. 

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