jueves, 13 de noviembre de 2014

Roland Barthes: La cámara lúcida



Al finalizar la lectura del libro “La cámara lúcida”, de Roland Barthes, tengo que decir que he quedado satisfecho. Su trabajo es un ensayo, no una crítica, sobre su percepción hacia la fotografía. A mi parecer, su obra es muy personal, aunque muchas de las cosas que él define podrían adaptarse a la percepción de cualquier otra persona.

“La fotografía muestra lo que ha sido, no lo que ya no es”, frase a mi parecer bastante acertada. Barthes nos habla en su libro que la fotografía asegura la existencia del objeto fotografiado, y lo mantiene vivo en una imagen. Retoma un tema bastante discutido en lecturas anteriores, la mentira en la fotografía. Muy de la mano en su conclusión sobre que la fotografía muestra “lo que ha sido” él nos dice que la fotografía no retrata la realidad, la utiliza con un fin específico. Lo que ya fue ya no es, por tanto no es real. Lo que existe en la fotografía sucedió.

No se puede hablar sobre “la cámara lúcida” sin hablar de lo que el autor define como “Studium” y “Punctum”. El primero, básicamente se trata de la intención del fotografía cuando se capta una imagen. El trasfondo. El segundo, un poco más conflictivo en definir, es aquello que llama tu atención, que define la fotografía, que se puntualiza. Este algunas veces no es un objeto en la fotografía, si no en la idea que representa. Barthes habla de una fotografía en específico, donde el punctum es que “la persona retratada va a morir”.



A lo largo del libro, Barthes habla sobre la relación con una fotografía sobre su madre. Al fallecer, él pone particular atención en una fotografía de ella: La foto de invernadero, en la cual su madre tenía 5 años. Para él, esta fotografía muestra lo que ella “es”, y sabe que esta fotografía solo toma importancia para él, por la que nunca la muestra (al menos en el libro) . El libro se desarrolla a través de la sensación de Barthes hacia la pérdida de su madre  y los sentimientos que mantiene al conservar esa imagen. El tiempo en la fotografía no existe, por eso la muerte se vuelve un fenómeno estratégico en la fotografía. Ésta mantiene un recuerdo de lo que ha sido, por lo tanto puede mantenerse intacto en el tiempo. La muerte  se vuelve tan importante, que incluso vincula la fotografía más cercana al teatro que a la pintura, pues éstas dos (refiriéndose particularmente al teatro primitivo) rinden “culto” a la muerte.


Me queda claro el por qué el profesor ha decidido dejar la lectura de éste libro al final del curso. Barthes en su ensayo se adueña de la fotografía, la hace suya, demuestra qué siente cuando la ve, cómo la critica. Eso, me parece es la conclusión del curso: Qué hacer con el conocimiento de la fotografía. Indirectamente el profesor sugiere el adueñarme de la fotografía. Cómo la veo, y cómo trabajaré en ella.

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