Al finalizar la lectura del libro
“La cámara lúcida”, de Roland Barthes, tengo que decir que he quedado
satisfecho. Su trabajo es un ensayo, no una crítica, sobre su percepción hacia
la fotografía. A mi parecer, su obra es muy personal, aunque muchas de las
cosas que él define podrían adaptarse a la percepción de cualquier otra
persona.
“La fotografía muestra lo que ha
sido, no lo que ya no es”, frase a mi parecer bastante acertada. Barthes nos
habla en su libro que la fotografía asegura la existencia del objeto
fotografiado, y lo mantiene vivo en una imagen. Retoma un tema bastante
discutido en lecturas anteriores, la mentira en la fotografía. Muy de la mano
en su conclusión sobre que la fotografía muestra “lo que ha sido” él nos dice
que la fotografía no retrata la realidad, la utiliza con un fin específico. Lo
que ya fue ya no es, por tanto no es real. Lo que existe en la fotografía
sucedió.
No se puede hablar sobre “la
cámara lúcida” sin hablar de lo que el autor define como “Studium” y “Punctum”.
El primero, básicamente se trata de la intención del fotografía cuando se capta una
imagen. El trasfondo. El segundo, un poco más conflictivo en definir, es aquello que llama tu
atención, que define la fotografía, que se puntualiza. Este algunas veces no es
un objeto en la fotografía, si no en la idea que representa. Barthes habla de
una fotografía en específico, donde el punctum es que “la persona retratada va
a morir”.
A lo largo del libro, Barthes
habla sobre la relación con una fotografía sobre su madre. Al fallecer, él pone
particular atención en una fotografía de ella: La foto de invernadero, en la
cual su madre tenía 5 años. Para él, esta fotografía muestra lo que ella “es”,
y sabe que esta fotografía solo toma importancia para él, por la que nunca la
muestra (al menos en el libro) . El libro se desarrolla a través de la
sensación de Barthes hacia la pérdida de su madre y los sentimientos que mantiene al conservar
esa imagen. El tiempo en la fotografía no existe, por eso la muerte se vuelve
un fenómeno estratégico en la fotografía. Ésta mantiene un recuerdo de lo que
ha sido, por lo tanto puede mantenerse intacto en el tiempo. La muerte se vuelve tan importante, que incluso vincula
la fotografía más cercana al teatro que a la pintura, pues éstas dos
(refiriéndose particularmente al teatro primitivo) rinden “culto” a la muerte.
Me queda claro el por qué el
profesor ha decidido dejar la lectura de éste libro al final del curso. Barthes
en su ensayo se adueña de la fotografía, la hace suya, demuestra qué siente
cuando la ve, cómo la critica. Eso, me parece es la conclusión del curso: Qué
hacer con el conocimiento de la fotografía. Indirectamente el profesor sugiere
el adueñarme de la fotografía. Cómo la veo, y cómo trabajaré en ella.
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